Muy buenas a todos, espero que hayan tenido un buen fin de semana. Por aquí, el nuestro fue cargadito. Nos juntamos unas veinte personas y el Tildetón fue un éxito. Tanto que salimos en Televisa. ¿Por qué? Por violar el artículo 26 del reglamento de cultura cívica.
No buscamos que fuera así, pero así se dio y hay que mirarlo por el lado bueno. Aunque era lógico que existiera, no esperábamos que el reglamento para la señalización pública pudiera interpretarse de esta manera tan ortodoxa, más aun habiendo visto en multitud de ocasiones cómo policías nos veían actuar sin inmutarse.
Tras colocar una decena de acentos en negocios particulares previo consen-
timiento de sus respectivos dueños, una de las colaboradoras, Brenda Herrera,
estudiante de 19 que venía con su maestra como parte de un trabajo, hizo lo
propio sobre el callejero de “República de Brasil”. Llego la Brigada Anti-
graffiti y nos llevó a Brenda y a mí. Los gritos de apoyo antes de entrar en
la patrulla y las opiniones expresadas por los viandantes a los agentes nos
dieron aire para todo el camino. Al fin, yo evité la multa porque en realidad
no pueden culparnos a dos por pegar un mismo acento, pero AP (no, no somos
ningún negocio multimillonario ni tenemos siquiera un fondo común) va a
hacerse cargo de la multa de Brenda, a quien momentáneamente cubrió el
amabilísimo director de su escuela, el maestro Toño Galván.
En la política ortográfica que establecimos libremente queda muy clara nuestra
intención proactiva y de no confrontación. Por eso, el sábado acatamos desde el primer momento la decisión de los agentes cuando estimaron que estábamos incurriendo en una falta. Por eso y porque estábamos seguros de que aquello solamente haría bien al proyecto, pues una nimiedad burocrática intentaba eclipsar un problema de mucho mayor calado. Claro que el hecho de que la infracción estuviera subsanando un error de ortografía no consta como atenuante alguno. (¿Alguien conoce algún reglamento ortográfico sancionador?) Lamentamos haber interrumpido a tanta gente aquella tarde que estaba siendo provechosa. Pero pensamos que, bien mirado, esto generaría debate y lanzaría al aire una gran pregunta para que todos podamos opinar.
De nuestra parte, el siguiente paso es pedir un oficio (forma legal) para
obtener un permiso de intervención de espacios públicos. Los once blogs de
Acentos perdidos estamos recorriendo un camino inexplorado y veremos si al
fondo hay luz. En el DF, esperamos poder contar con el oficio y, de esta forma,
entrar en la legalidad rigurosa de la que nunca fuimos muy conscientes de
haber salido.
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Acentos perdidos agradece públicamente el tiempo que los veinte asistentes
dedicaron a corregir las calles de su ciudad y a apoyar en el momento del
incidente, muchos de ellos aún en el anonimato (¡alcen la mano!), así como a
los estudiantes Hugo Argumedo y Paulina y Brenda Herrera. También a los
maestros Toño Galván, Alejandra del Castillo y Homero Ventura, así como la
inestimable ayuda de la abogada Sandra Ventura y la comprensión y la paciencia de los padres de Brenda.
NOTA PERUANA:
¿Alguien sabe de alguna ley en el Perú que nos impida pegar stickers en paneles MAL escritos? ¿No es un crimen mayor difundir una MALA educación con MALA ortografía? ¿No es más grave pegar posters de conciertos y fiestas? ¿Qué piensan ustedes?
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